Cuando era niña me hice una promesa, esperar a mi «Príncipe azul» y eso incluía guardarme sólo para él en todo, por lo que me prometí no estar con alguien si no estaba segura que era la persona ideal para mí. Durante todo ese tiempo conocí amigos, algunos me gustaban físicamente, otros me gustaban como eran (graciosos, atentos, responsables, estudiosos), pero cuanto más los conocía sólo descubría esas características en ellos y nada más, no veía en ellos a la persona ideal para mí, así que recordaba mi promesa y seguíamos como amigos. Yo no quería tener un enamorado sólo porque “me gustaba” o sólo porque era “gracioso, atento o estudioso”. Yo estaba decidida a esperar a la persona de la que me cautivase por algo más que eso.
Cuando tenía 18 años vi a un chico que no había visto antes. Apenas lo miré me gustó mucho su mirada, sentí esas famosas maripositas en el estómago y me atrajo tanto que quise conocerlo. Precisamente eso es lo que se llama “atracción”, una primera fase en una relación que no hay que confundir con “el flechazo de Cupido” o el “amor a primera vista”: es tan solo una fuerza interior que te mueve a querer conocer más a otra persona, y eso fue lo que me pasó.
Acá les quiero dar una sana recomendación a todas las jovencitas que creen que están “muy enamoradas” porque se sienten atraídas por algunas cualidades de un chico (“es lindo”, “simpático”, “me gusta”, etc…): ¡tómense su tiempo para conocerlo, para conversar! ¡No se apresuren a querer estar con el chico ya de novios! Las “maripositas” nunca son razón suficiente para estar con un chico, besarte con él, o “quemar etapas”. ¡Nunca se dejen llevar por esa primera emoción o atracción que sentirán en algún momento por algún chico! Tómense las cosas con mucha calma y entiendan que con la precipitación el amor difícilmente podrá florecer y madurar.
Bueno, a este chico yo lo conocí ese día y desde entonces nos hicimos amigos, sin prisa. Cuanto más tiempo pasaba, más conversábamos y más amigos éramos. Con el tiempo y las conversaciones, ya no sólo me atraía sino que me gustaba él por dentro y me daba cuenta que yo también le gustaba a él. Para entonces las “maripositas” habían pasado a segundo plano, y por nada dejamos de ser amigos y comportarnos como tal. Tampoco dejamos de salir con nuestros propios amigos, como sucede con algunos chicos o chicas que dejan de lado a sus propias amistades porque “no pueden vivir el uno sin el otro”.
Los dos estábamos decididos a hacer las cosas bien desde el comienzo, por lo que nunca adelantamos ni siquiera un beso —a pesar de que nos gustábamos— hasta que llegó el día en que me hizo la pregunta: “¿Quieres ser mi enamorada?” Para mí fue muy importante que lo diga, ya que varias de mis amigas me comentaban que sus enamorados primero las habían besado y luego les habían dicho para ser sus enamoradas. En algunos casos (hoy son cada vez más), las besaban, las ilusionaban haciéndolas pensar que eso ya significaba un compromiso, pero terminaban muy dolidas al darse cuenta que para el chico el beso no había significado nada más que eso: un “vacilón”. El que él me lo preguntase sin antes robarme un beso era una señal de profundo respeto hacia mí, y me ayudaba a seguir descubriendo que él era la persona indicada para mí, pues él al igual que yo quería hacer las cosas bien, todo a su debido momento, todo en su lugar.
Fue así que nos hicimos enamorados, ambos teníamos claro el guardarnos para el matrimonio y ciertamente el camino no fue fácil, pero él estaba dispuesto a esperar hasta el matrimonio y yo quería guardar mi virginidad para poder decirle a mi futuro esposo “te esperé todo este tiempo, tú eres y serás la única persona en mi vida”. Mi sueño era entrar verdaderamente de blanco al Altar, mirarlo a los ojos y poder decirle: «prometo amarte y respetarte todos los días de mi vida, sólo a ti, porque así ya lo he hecho incluso antes de conocerte”.
Es así, luego de casi 9 años de enamorados y luego novios, que finalmente nos casamos. Puedo decirles con gran alegría que pude cumplir con mi promesa, que él me ayudó y supo esperar como un caballero, y que el día de nuestra boda pude mirarlo fijamente a los ojos y hacer mi promesa con una profunda convicción y emoción.
¿Valió la pena tanta espera? ¡Claro que sí! Les puedo asegurar que el habernos esperado y respetado durante toda nuestra etapa de enamorados y novios nos hizo fuertes, pacientes y nos ha dado la seguridad de que estamos juntos porque nos conocemos verdaderamente, porque hemos forjado una amistad sólida, y por la confianza profunda que eso nos da de que ante la primera adversidad ninguno de los dos saldrá corriendo. Al ver los frutos, ya casada, les puedo asegurar que toda la espera valió la pena.
Si me preguntas si encontré a mi príncipe azul puedo decirte que mi esposo no es técnicamente un «príncipe» y mucho menos «azul», pero que es todo un caballero porque me respetó siempre y me sigue respetando ya de casados. Él nunca jugó conmigo ni con mis sentimientos. Ahora bien —y esta es una lección muy importante que quiero compartir con todas las jovencitas especialmente—, él me ha confesado que si él me respetó se debió a que yo misma me comporté siempre como una dama que se hizo respetar. Por ello, si tú también quieres encontrar tu “príncipe azul” o al hombre ideal para ti, preocúpate primero por ser tú la mujer ideal y valórate a ti misma. Si tú te haces respetar, te aseguro que encontrarás a un hombre que te respetará.
Finalmente, otra lección importantísima para todas ustedes chicas: ¡no traten de alterar el orden de las cosas! ¡No se apresuren en tener enamorados o novios solo porque “les gusta”, o se sienten atraídas, o por las palabras bonitas que les dicen y las hacen “derretirse” y sentirse “especiales”!
Las maripositas que en algún momento sentirán en el estómago NO son señal de amor, sino de una primera atracción física, es la parte hormonal, nada más. Cuando experimentes esa atracción, no debes apresurarte, no debes creer que “esto es amor y es para siempre”, no debes actuar impulsivamente y como desesperada para “estar con él YA”, no debes permitir que esas sensaciones o “maripositas” que sientes en el estómago determinen tus decisiones. Es muy probable que si actúas por impulso, por la emoción que sientes, por la atracción que experimentas hacia un chico, finalmente él juegue con sus sentimientos y se aproveche de ti. Te recomiendo que tengas mucha paciencia, porque puede demorar un poco encontrar al hombre ideal. Y si un chico te atrae, no te saltes la etapa de conocerse bien, de dialogar y conversar, y para eso no es importante ni bueno estar dándose de abrazos y besos. ¡Todo a su tiempo!
Un último consejo, si eres creyente: reza por la persona que Dios tiene preparada para ti. Yo rezaba por él y por conocerlo, Dios me escuchó, y ya de enamorados rezábamos juntos para seguir fuertes en nuestra promesa.
Silvia
Testimonio escrito para los jóvenes de La Opción V
* ¡Este Blog es un espacio creado para ti! Tú también puedes enviarnos tus preguntas, testimonio o reflexiones a laopcionv@gmail.com, con nuestro compromiso de guardar tu identidad en la más absoluta reserva. Con tu colaboración y participación podremos ser cada vez más quienes creemos que el amor verdadero sí existe, y que el camino para alcanzarlo es la castidad!
** Todas las publicaciones en este Blog son de propiedad de La Opción V. Pueden ser difundidas libremente, por cualquier medio, consignando siempre la fuente. Está terminantemente prohibida su reproducción total o parcial con fines de lucro.