Una noche en «The City Cancún»

Dice la leyenda promocional: «La vida nocturna de Cancún tiene un gran número de discotecas, centros nocturnos y bares; es un sello distintivo en este destino, pues las noches en este paraíso siempre son vibrantes. Las noches están llenas de un ambiente divertido en discotecas de fama mundial, con lo más moderno en música, famosos DJ’s, sofisticados equipos de luces y sonido. En Cancún, el visitante experimenta deliciosos sabores en un marco de bellezas incomparables y con todas las comodidades al alcance. La noche se vuelve una explosión de colores, sonidos, movimiento y sorpresas espectaculares»

¡Hola! Hablando de discotecas… les cuento que hace unas semanas fue el cumpleaños de un primo de mi edad (18), que vive en Cancún. Es un estado mexicano que está como a 4 horas de donde vivo. Allí van muchísimos turistas, es donde está el «spring break» en Semana Santa y Navidad. Me fui con mi hermana de 21 y una prima de 22 años. Su cumpleaños fue el viernes y le hicieron una fiesta sorpresa en la playa, había luz y sonido, estaba la cena y también había demasiado alcohol. En realidad nadie bailaba, todos estaban tomando. Yo me sentía muy incómoda desde el principio. No sé, en ese momento, cuando vi a todos tomar, recordé algunas cosas que me habían dicho, lo típico: «que si soy monja», «que soy muy aburrida», etc. Pensé: “¿Será que en verdad soy tan aburrida y tengo la mente tan cerrada? ¿Será que soy yo la que está mal?” En esos momentos me sentí en verdad como un bicho raro.

Ya al día siguiente mi tía nos dijo que vayamos a divertirnos y que vayamos a los antros de allí (discotecas), porque pues son famosísimos. Fuimos mi hermana, mi prima, mi primo (el que cumplió años), su novia y la amiga de su novia. Fuimos a un antro llamado The City Cancún. Desde que entramos fue feo: el lugar, las mujeres, los hombres, verlos así… es algo difícil de explicar, pero trataré…

El lugar tenía un olor como a gasolina, no sé, pero para mí era horrible. Lo que las chicas llevaban puesto no era ya siquiera una minifalda, era peor, literalmente se les veía el glúteo, y eran de toda edad, desde chiquillas hasta mujeres ya de 40 años. En la disco eran mujeres que estaban en la parte de arriba bailando como un tipo perreo. Después vi a una mujer atracándose con un hombre, luego vi a la mujer masturbando al hombre. Después vi a unos tipos bailando, eran dos hombres y una mujer. En medio estaba la mujer, un hombre por atrás y el otro le alzaba las piernas a la mujer, simulando una follación. También había un grupo de mujeres que estaban en una «despedida de soltera». La mujer que se iba a casar estaba con un minivestido blanco de lentejuelas. ¡Dos de sus amigas estaban en un “baile” espantoso! Una estaba sentada en el mueble y la otra estaba encima bailándole o frotándole la vagina en la boca. Después se agachó y me parece que la besó. Una vez que terminó  de “bailar” con su esa mujer se fue con la que se iba a casar y le hizo exactamente lo mismo, pero peor!!! Fue lo más asqueroso que vi, perdón por usar esa palabra, pero es la verdad. Y después se paró a bailar la que se iba a casar y empezó a bailar y a mostrar una parte muy intima de ella. ¡Qué difícil de explicar todo esto!

También me dio mucho asco la mirada de los hombres, y es que cuando yo camino suelo ver a los ojos a los demás y ellos pensaban que era como un coqueteo y se me acercaban para invitarme un trago. La mayoría eran extranjeros y les decía en inglés que no puedo tomar por que era católica y mi religión no me lo permitía, jajajaja. Entonces me decían “ok, niña buena, bye”, y se iban.

Y pues así un montón de cosas más… Mi prima nos dijo eso que habíamos visto no era nada, que esa noche “estaba muy tranquilo el ambiente”, que hay cosas peores, como parejas que ya no sólo imitan sino que verdaderamente tienen relaciones sexuales frente a todos.

Nos quedamos allí unas 5 horas, que fueron las horas más espantosas de toda mi vida. Sentía que en verdad ese lugar era el infierno, no sé si exagero, pero en verdad, vi cosas que jamás me imaginé ver, que jamás creí que podían pasar a la vista de todos.

Ya en un momento, después de ver tantas cosas que me impactaron demasiado le dije a mi hermana: “tengo ganas de llorar”. Miré a esas chicas y me imaginaba la cara de Jesús, muy triste, y me dije: ¡no entiendo cómo Dios es tan grande y misericordioso que nos perdona de todas esas cosas y cómo podemos ser capaces de “agradecerle” con ese tipo de cosas, cuando Él dio la vida por nosotros! ¡Me sentí tan mal! Cuando volteé a ver a mi hermana esta bañada en lágrimas. Ella luego me dijo:

“Ver lo que hacían esas mujeres era tan triste, de verdad no aguanté las ganas de llorar”.

Cuando mi prima la vio llorar así se fue a hablar con ella. Mi prima se puso muy triste, nos contó muchísimas cosas y se puso a llorar ella también. Nos dijo que estaba muy avergonzada de habernos llevado a un lugar como ese, que nos disculpara, pero que ver esas cosas para ella era algo normal y que al vernos llorar a nosotras se conmovió y empezó a ver las cosas de otra manera. Empezó a darse cuenta que no son cosas “normales”, y que hay que ver la vida con los ojos de Dios. Me dijo que estaba muy arrepentida de todo lo que había hecho en su vida, y que quisiera cambiar, pero que no puede. Nos contaba que se sentía entre la espada y la pared, y que sentía que Dios la llamaba a cambiar pero que el diablo no la dejaba ir. En ese momento ella estaba llorando mucho y mi hermana habló con ella. De una forma muy bonita la aconsejó y la ayudó a sentirse mejor. Realmente me asombraron las palabras que mi hermana le había dicho y después nos contó que últimamente ella había soñado con un demonio que se metía en ella, y que al mismo tiempo había soñado que había un ángel que le decía justo unas palabras como las que le había dicho mi hermana. Yo solo escuchaba, solo sentía la impotencia de quererla ayudar y hablarle pero yo no sé expresarme.

¡Sentía tanta impotencia también por estar en ese sitio con mis primos y ver que también ellos están metidos en eso y no poder hacer nada! También cuando mis amigas me cuentan sus cosas y veo que están mal no sé cómo aconsejarlas.

Yo, gracias a La Opción V, me he decidido a cuidar mi pureza y hoy por hoy me estoy preparando, formando, para que el día de mañana pueda ayudar a otras jóvenes a valorarse a sí mismas, a entender que no son “perras” o meros objetos eróticos y sexuales, sino que tienen una dignidad enorme y que están llamadas a ser amadas de verdad, y no a ser tan sólo usadas por una noche y descartadas al día siguiente. Aunque para ellas luego lo cuenten como “la aventura más divertida de su vida”… tan sólo experimentarán que han quedado muy vacías de amor.

F. A., 18 años, México.

Pd: mi prima me acaba de mandar un inbox y dice: “oigan, gracias, creo ambas partes aprendimos mucho de este viaje, hoy fui al Santísimo y encontré muchas respuestas. Entendí lo que pasó ayer, las 3 teníamos algo que aprender y enseñar”.
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