«Se volvió una relación enfermiza, llena de celos e inseguridades»

Hola, me gustaría compartir con ustedes mi testimonio. Tengo 17 años y en este momento tengo novio con el que soy totalmente feliz. Lo conocí hace dos años, al principio jamás me imagine algo con él, hasta que lo fui conociendo y vi que era una persona que daba todo por mí. Sin embargo, había algo que no me dejaba estar al lado de él: era mi pasado.

A los 15 años tuve un novio que me gustaba muchísimo. Viéndolo desde ahora, empecé con él por simple atracción física, ya que no nos conocíamos del todo bien. Lo conocí en mi escuela y a veces era un poco grosero, pero me gustaba y después yo a él, y así empezamos todo. Yo siempre fui de la idea de guardarme hasta el matrimonio, estaba muy convencida y era lo que siempre me repetían mis padres. Soy de familia católica, sabía que era una regla y mi propósito era cumplirla aunque no entendiera bien. Solo lo veía como una regla que debía cumplir por el simple hecho de ser católica.

Al principio, todo marchaba bien, lo quería mucho, pero después empezamos a avanzar un poco más en cuanto a caricias. Yo sabía en el fondo que eso me deprimía, pero en el momento no lo pensaba, solo quería seguir. Él quería seguir avanzando, yo no quería y varias veces me llegué a enojar con él, pero al final estábamos bien. Es así que fuimos avanzando más y más hasta llegar a tener relaciones. No podría decir ni siquiera que fue algo bonito o romántico, sentí mucha presión, sabía lo que iba a pasar, me asusté, pero aún así lo permití.

Llegando a mí casa me deprimí demasiado, lloré muchísimo, y sin embargo después seguimos haciéndolo. Solo era calentura, y yo cada vez me sentía más vacía, cada vez más lejos de Dios, ya que sabía en el fondo que estaba haciendo mal.

No pasó mucho para que se enteraran nuestros papás, ¡fue la peor vergüenza que he pasado! Obviamente me prohibieron verlo, pero él iba a mi escuela y yo sentía que lo amaba. Me rebelé abiertamente contra mis padres, fue toda una crisis familiar y nadie lo manejó de la mejor manera. Seguí con él bastante tiempo, hasta que después eran puras peleas, presión de nuestros padres, los suyos eran groseros conmigo, no hablaba yo con mis papás y los dos nos presionamos. Se volvió una relación enfermiza, llena de celos e inseguridades, ya no era amor, solo costumbre, hasta que él terminó engañándome con alguien más. Fue de las peores cosas que he pasado y no sabía cómo superarlo, gracias a Dios tuve personas que me apoyaron. Para colmo, él terminó contándole a todos nuestras experiencias, por lo cual yo me sentía cada vez más decepcionada de lo que había hecho con él, de mí misma y de él. Jamás imaginé que él pudiese hacer eso.

Eso pasó en mi último año de secundaria. Con ayuda de Dios y de mi familia logré salir adelante. Fue difícil, ya que me sentía sucia y usada, que ya no valía, porque siempre me habían dicho: “tienes que llegar virgen al matrimonio”. Yo pensaba equivocadamente que ya no valía por todo lo que había hecho, hasta que mi mamá me enseñó el vídeo de “amor sin remordimientos”, con Jason y Crystalina Evert. ¿Qué puedo decir? ¡Fue lo que me sacó adelante!

Después de verlo comprendí que yo valía por la persona que era, y que siempre hay segundas oportunidades. Lo importante es tomarlas e intentar ser mejores y ser más fuertes que las tentaciones. Al principio me decía a mí misma, “si tan solo hubiera visto este video antes, tal vez todo sería diferente”, y tal vez sí, pero ya no se puede retroceder el tiempo, y si algo es cierto, es que Dios saca bien de mal y ahora puedo contar mi experiencia y en base a eso puedo decir que ¡la castidad SIEMPRE es lo mejor!

Luego me enteré de esta página que nos alienta a vivir la castidad y me ha ayudado bastante, pues por ella sé que no soy la única «loca» que quiere tener un enamoramiento casto, y sé también que no soy la única que ha cometido errores y los ha superado.

Al siguiente año entré a prepa y conocí a quien ahora es mi enamorado. Me costó trabajo estar con alguien nuevo, ya no confiando igual y sin superar lo anterior, pero él me iba demostrando día a día que me quería y que daba todo por mí. Empezamos a escondidas, ya que mis papás no me dejaban andar con alguien más, pero él fue conociendo a mi familia, se terminaron enterando y sí, se enojaron al principio, pero ahora que lo conocen todo está bien.

Quería empezar de nuevo, quería dejar atrás tanto sufrimiento y las impurezas, así que hablé con él de mi pasado. Él sí es virgen y al principio le chocó saber que yo no lo soy, pero ahora lo acepta y entendió que yo ya no quería cometer el mismo error que había cometido y que quería vivir un noviazgo casto. Hemos ido juntos a conferencias sobre la castidad, vamos a Misa y estamos más cerca los dos de Dios. Él en su pasado tuvo problemas por los que empezó a dudar de Dios, pero ahora agradece haberme conocido, ya que yo fui el medio por el cual conoció a Dios. Al mismo tiempo sé que por él me he ido acercando más a Dios yo también. Siempre supe que quería un novio que creyera en Dios, me costó trabajo hablarle de Él pero ahora puedo decir que lo mejor para acercarlo fue mi testimonio.

También espero ahora ayudar a otros jóvenes con mi testimonio a que entiendan que la castidad es lo mejor. Desde mi experiencia puedo decirles que definitivamente el amor crece cuando se vive la castidad, y también puedo decirles que jamás he sido más feliz que ahora. Es hermoso poder decir que tengo la conciencia tranquila y, lo más importante, que sin Dios nada se puede. No por eso deja de ser difícil, siempre hay momentos en los que viene la tentación, el truco es no darle entrada y siempre pedirle a Dios que te dé las fuerzas para superarla.

Si ya caíste una, dos o cuantas veces sea, siempre puedes empezar desde cero, siempre con ayuda de Dios. En esos momentos uno siempre se siente que no es merecedor del amor de Dios, o al menos eso sentía yo, hasta que una vez un padre me dijo en mi confesión: “esos son los momentos en los que tienes que hablar más con Él y estar más cerca de Él”.

Espero que mi testimonio te ayude. Solo quisiera que todos encontraran el verdadero amor que se encuentra haciendo las cosas correctamente y es que cuando tienes un tesoro como este, sientes que lo quieres compartir con todos.

Y quiero agradecer la hermosa labor que hace La Opción V, ¡¡¡¡gracias!!!!!

M.E., 17 años.

Acompáñame a dar un tour por la nueva página web de

La Opción V