¡LOV me ha devuelto la alegría y esperanza!

Estaba dudando del amor verdadero, de la espera, de la castidad, y apareció «La Opción V» en mi vida. En el momento más oportuno, me devolvió la alegría y esperanza que había olvidado que tenía!!!

Tengo 19 años, vivo en Argentina, soy una joven normal. Estoy en la universidad, tengo una hermosa familia, amigos y participo de una comunidad juvenil. No es extraño si digo que hace ya un tiempo, en un boliche (discoteca), conocí a un chico que cautivó mi mirada, pues era sumamente apuesto. Alto, de tez clara y cabello negro, jugador de rugby.

Cuando me invitó a bailar no le pude decir que no, y así comenzó lo que luego se convirtió en «amor» y un noviazgo. Sin percibirlo fui dejando de lado mis valores más arraigados para finalmente entregarle mi virginidad, porque al estar enamorados –pensaba– “nada nos estaba prohibido”.

Con el pasar de los meses me di cuenta que la iniciación temprana en el mundo del sexo no contribuye a fortalecer los vínculos, como pensaba equivocadamente, sino que nos aproxima a la categoría de lo descartable. Y fue así que un día, aquel a quien había llegado a amar hasta con el cuerpo, DESAPARECIÓ de mi vida, dejándome profundamente vacía, con un fuerte sentimiento de culpa, totalmente angustiada.

Después de eso entré en depresión. Fui perdiendo la alegría, la espontaneidad y la esperanza. Ya no esperaba que alguien me valore o me ame. Dejé de buscar el amor verdadero. No fue fácil, pero decidí cambiar esa visión pesimista que había adquirido de la vida y especialmente del amor. Volví al grupo juvenil y a mis amigos que me llevaban a Dios, y en Facebook conocí «La Opción V» como “por casualidad”. Entrando en el Blog y leyendo varios artículos y testimonios pude comprender que el ser persona es tener la libertad de obrar por tí mismo, no dejarte influenciar por quienes te quieren hacer creer que la libertad es hacer lo que te dé la gana siempre y cuando sigas sus consignas, sus modas, sus “ideales de libertad”, que lo único que hacen es esclavizarte y alejarte de quien eres verdaderamente.

Dios nos hizo inteligentes, libres, nos dio voluntad, razón, valentía, entendimiento, dignidad… ¡todo para ser felices! Como jóvenes debemos buscar la felicidad plena y auténtica que solo la encontramos unidos a la fuente de la felicidad y del amor, que es Dios.

La sociedad en la que vivimos, por su parte, nos provoca y seduce continuamente con mensajes, imágenes y eslóganes que, de tanto verlos o escucharlos, acaban por convencernos de “la verdad” de tanta mentira. ¿El resultado? Los jóvenes vivimos sin pensar, sometidos a la manada creyendo que somos originales. ¡Qué patético!

Por otro lado, no se nos permite ser diferentes. Nos condenan por hacer opciones contracorriente, nos tachan de inadaptados o anticuados, ¡pero después nos dicen que debemos ser libres para hacer lo que queramos! Este es el mensaje tan contradictorio que se nos transmite día a día los jóvenes: “sé tú mismo/a, siempre y cuando hagas ‘lo que todos hacen’, siempre y cuando te adecúes a nuestro pensamiento liberal, ateo, permisivo y tolerante…¡no toleramos que pienses distinto!”. Esto es lo que ocurre cuando uno opta por la castidad: no nos toleran.

Al hablar de castidad no hablamos de represión, sino de autogobierno. El que reprime su sexualidad lo hace en nombre de la simple prohibición o del miedo. El que se autogobierna y conduce su vida de acuerdo a ciertos valores lo hace porque busca algo más grande, un bien mayor, y ese bien mayor, en el caso de la castidad, es un amor verdadero. Pero esto debe quedar bien claro: si la represión es «no porque no», el autogobierno es una actitud plenamente lúcida, bien informada y bien formada, que le permite al joven decir «No» a una forma de vida para decir «Sí» a otra, a la que se adhiere por considerarla mejor y más adecuada para la condición humana. Es «no porque sí». ¿Para qué buscar paraísos artificiales, si se puede ser feliz con una vida virtuosa y vivida a pleno con los recursos que Dios nos ofrece?

Jóvenes, ¡hagamos un recto uso de nuestra libertad! ¡No permitamos que otros decidan por nosotros y nos roben nuestra libertad! La libertad debe estar por encima de todo lo demás, ¡no te dejes engañar! ¡No te dejes comprar el alma! Es tu grandeza. Es tu dignidad. Es tu castidad. Es el centro de tu personalidad.

Yo ya hice mi opción: La Opción V, ¡la opción contracorriente! Además, me he propuesto ayudar a tantos jóvenes que se pierden tan fácilmente en el mundo del sexo, como me pasó a mí.

P. A., 19 años, Argentina.

Escrito para La Opción V

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