Llevo tres años viviendo la castidad. No ha sido fácil, ¡pero tampoco imposible!

 

Hace casi ya tres años, navegando por Facebook, vi un enlace que me llamó mucho la atención, sobre todo por las cosas que llegué a leer cuando entré a la página de La Opción V. Pero lo que por encima de todo llamó mi atención fue esto: “Queremos que sepas que si has decidido optar por guardar tu Virginidad hasta el matrimonio, o si has recibido del Señor una nueva Virginidad gracias a su perdón, no estás sola, no estás solo”. Para mí fue el inicio de un caminar que poco a poco fue tomando sentido, sentido que dio también a mi vida porque yo antes de eso estaba vacía. Sí, como muchos, sólo “vivía por vivir” y no era completamente feliz. Cuando empecé a recorrer este camino poco a poco fui descubriendo que todos los días Dios nos da la oportunidad de cambiar muchas cosas que ocasionan vacíos en nuestros corazones, vacíos que lógicamente nos entristecen y nos hacen tomar decisiones apresuradas con consecuencias dolorosas.

¡No se imaginan el cambio que hubo en mí gracias a la castidad! Mi sonrisa y mi ánimo cambiaron, y hasta ahora se mantiene así. Siempre he sido muy alegre, me encanta salir a bailar, comer con amigos, estar rodeada de personas a las que quiero. Ahora, con mi sonrisa de vuelta, puedo decirles que ¡¡¡mi felicidad está COMPLETA!!!

Hoy la promesa de castidad que hice hace casi tres años sigue intacta. No me ha sido fácil cumplirla, pero tampoco ha sido imposible.

Tiempo después de tomar la decisión de ir contracorriente conocí a un chico muy bueno que estudiaba medicina. Inicié una linda relación con él que duró un año 10 meses. Nos quisimos, demostramos de alguna manera a las personas que nos rodeaban que éramos felices y vivíamos nuestro amor con respeto. Por cosas que suceden dimos por terminada la relación y ahora mantenemos una bonita amistad, pues en todo el tiempo que pudimos compartir juntos siempre hubo respeto. Gracias a eso hoy puedo mirarlo a los ojos y agradecerle porque él respetó mi decisión de vivir en castidad y también vivió conmigo parte de mi tiempo de espera, sacándome una sonrisa y todas esas cosas.

¡No se imaginan la tranquilidad que da terminar una relación llevada en castidad! Puedes cruzarte con esa persona y mirarla con cariño y no con rencor (como me pasaba antes), puedes continuar tu vida, tu camino, sin tener que agachar la cabeza ante nadie porque tu dignidad está intacta al tomar la mejor decisión: llevar la relación en castidad, “esperar” y darme a “respetar”.

Con el paso del tiempo y conocí a un nuevo chico. Cuando lo conocí me faltaba un mes para cumplir mis 21 años, y él me llevaba 10 años, o sea, tenía 31. Por amigos en común nos llegamos a conocer más. Al parecer le llamó la atención mi forma de ser, le conté que yo había hecho una promesa de castidad, y me dijo que le parecía “genial”. Conforme nos fuimos conociendo él me decía que había “química” entre nosotros, que yo le “ENCANTABA”, y muchas cosas semejantes que hicieron que me ilusionara.

Debo reconocer que por mi naturaleza romántica en un principio me dejé llevar por la emoción. No falté a mi promesa, pero por un momento dejé de lado mis estándares y casi olvido pensar con la cabeza fría. En ese momento, apenas me comencé a sentir atraída por él, recurrí a mi confidente número uno, mi padre espiritual, para que me aconseje. Él, como siempre, me dijo lo que debía escuchar en el momento: “el valor de un chico no se mide por lo lindo que es o por las cosas lindas que te dice, porque al principio tooodooos son lindos y te halagan diciéndote cosas lindas”. También me dijo otras cosas que me ayudaron a actuar como una chica con un propósito, y para cumplir mi propósito debía ir con calma y hacer lo correcto.

Supongo que aquél galán se cansó porque se dio cuenta que yo no era una chica fácil, y que sus halagos no estaban surtiendo el efecto que esperaba. El problema acá no fue tanto la diferencia de edades, sino la falta de sinceridad que hizo que al pasar los días no pudiera ni mirarme a la cara. La verdad, no entiendo cómo pueden jugar con algo tan lindo como es la ilusión de una persona. Pero bueno, después de esta experiencia me queda más claro que nunca que la castidad realmente nos protege de hombres que tan solo buscan ilusionarnos con sus halagos para aprovecharse de nosotras. No dejarnos llevar por la emoción del momento y mantener nuestros estándares elevados es fundamental para no salir heridas en una relación y para saber distinguir con el tiempo qué clase de hombre tenemos ante nosotras.

Si les cuento esto es porque nos puede pasar a todas, y tú eres la que decide a quien dejas entrar en tu vida o no. Siempre serás tú misma la que te vas a dar tu lugar, la que va a darse a conocer como quieres que te conozcan. Uno nunca sabe de las intenciones las personas, a veces pueden ser malas, otras buenas, pero gracias a Dios tengo apoyo y un gran amigo que siempre me aconseja sabiamente. Además, tengo una mamá increíble a la que le cuento todo y, como saben, una mamá nunca se equivoca.

Les confieso que siempre he sido de esas chicas que sueñan con casarse vestida de blanco, tener una linda familia y vivir para siempre feliz. Antes creía que era un sueño, ahora sé que en algún momento me tocará vivir esa etapa y anhelo que llegue. Pero no vale desesperarse, yo sé lo que valgo y sé que viviendo la castidad desde ya estoy amando mucho a mi compañero de vida, me estoy forjando para que nuestro amor sea único y exclusivo.

En esta opción y lucha por vivir la castidad recuerden siempre que todos los días es un nuevo comienzo. Dios nos da constantes oportunidades. Muéstrense siempre como son, nunca agachen la cabeza y sonrían, ¡sonrían!, porque así trasmiten la paz y la felicidad que sentimos quienes vivimos la castidad. De esa manera cuestionarán a muchas personas, harán que se pregunten qué causa en nosotros tanta felicidad.

Sofía P., 21 años, Colaboradora de LOV.

De la misma autora:

¿Quién ha dicho que no se puede vivir la castidad?

¡Luego de la amargura ha vuelto la alegría a mi vida!

FEMINIDAD PURA, por Crystalina Evert

Testimonio escrito para los jóvenes de La Opción V

* ¡Este Blog es un espacio creado para ti! Tú también puedes enviarnos tus preguntas, testimonio o reflexiones a laopcionv@gmail.com, con nuestro compromiso de guardar tu identidad en la más absoluta reserva. Con tu colaboración y participación podremos ser cada vez más quienes creemos que el amor verdadero sí existe, y que el camino para alcanzarlo es la castidad!

** Todas las publicaciones en este Blog son de propiedad de La Opción V, a menos que procedan de otra fuente. Pueden ser difundidas libremente, por cualquier medio, consignando siempre la fuente. Está terminantemente prohibida su reproducción total o parcial con fines de lucro.

Acompáñame a dar un tour por la nueva página web de

La Opción V