Llegó un momento en el que me detuve, miré a mi alrededor y analicé mi vida, preguntándome: ¿Hacia dónde me quiero dirigir?, ¿Qué es lo que quiero alcanzar? ¿Para qué estamos hechos?
Analizo y pienso que, si no hubiera optado por la mejor opción, ¿sería realmente feliz?, ¿estaría haciendo lo correcto?, pues ¡NO! Lo más probable es que callemos la conciencia viendo el tener relaciones como algo “normal” porque es lo que el mundo nos ofrece. Sin embargo, llega un momento en el que te das cuenta de la verdad y dejas de estar ciego y sin estar muy convencido, con miedo, optas por algo diferente porque el corazón te lo dice, porque Dios te invita a vivir y conocer el amor verdadero, ya que si no vivimos de amor, ¿de qué vivimos?
Esta mejor opción es vivir la virtud de la Castidad, llevar la Pureza como un estilo de vida y verla como algo completamente normal porque lo es. No como algunos piensan que eso es del “siglo pasado”, “que no sabes nada de la vida” y que “te estás perdiendo lo mejor de ella”, pero realmente nos estamos perdiendo lo mejor de ella sumergidos en el egoísmo y en el placer. ¿Realmente nos estamos perdiendo de algo cuando dejamos pasar aventuras fugaces donde al día siguiente te sientes vacía(o)?
Hay muchos jóvenes como tú y como yo que hemos caído en eso de pensar en la Castidad como algo lejano. ¿Yo podré? o, la típica pregunta, ¿estaré hecho(a) para eso? Sí estamos hechos para eso, para guardarnos hasta el matrimonio, para esperar, para entregarnos a ese amor que no dura unas horas o una noche, sino que trasciende, que está ahí siempre, que no desaparece.
Una vez escuche a uno de mis amigos decir: “Yo puedo tener relaciones con un montón de chicas, pero a ninguna de ellas la quiero para que sea mi futura esposa” , pero , si nos ponemos a pensar, esa persona algún día será la esposa de otro. ¿Te gustaría que utilicen así a tu futura esposa? ¡Lo dudo! ¿Por qué no serle fiel desde ahora a nuestra futura esposa o futuro esposo sin decir “hoy será la última vez”?
Nosotros tenemos impregnado en el corazón ese anhelo de amor verdadero, por el cual hemos sido creados. Buscamos siempre el amor auténtico en chicas y chicos con corazones dispuestos a dar y amar.
Sin embargo, buscamos el amor en cosas muy superficiales y pasajeras o quizá nos aferramos a algo o a alguien por no sentir ese vacío, por no sentirnos solos(as) o por seguir a todo el mundo. Te preguntaras también por qué si lo tenemos impregnado en el corazón, nos cuesta tanto vivirlo. Es porque estamos acostumbrados a la comodidad y nos vamos siempre por o más fácil. Cuando hablar de la Castidad, nos parece difícil y “aburrido”. Preferimos hablar de temas más “chéveres” como: Quién tuvo más sexo o quien vence el record de estar y tener relaciones con más chicos o chicas.
Desde mi propia experiencia, les digo no tengan miedo de optar por vivir esta gran virtud, pues no se arrepentirán. ¡No saben toda la alegría que se siente en el corazón! ¡No tengan miedo!
No tengan vergüenza al que dirán o a las burlas. A mí me ha pasado y me sigue pasando, cuando escuchan o se enteran que he optado por vivir la Castidad, dicen “estás hablando sonseras”, “a ver cuánto te dura”.
Por eso, esta lucha no es fácil, porque además somos frágiles y pecadores. Si caen levántense, pídanle perdón a Dios y sigan en la lucha, pues es una lucha para valientes, para los que quieren amar y ser amados de verdad. Crezcan en la oración, aliméntense de la Eucaristía y forjen su voluntad. Son consejos que a mí me dieron y al comienzo me costaba, pero con voluntad y sobre todo con ganas de alcanzarlos se puede. Acá se aplica lo de “querer es poder”.
Si están sumergidos en la impureza y les cuesta salir de eso, pidan ayuda. ¡No estamos solos! Hay miles de jóvenes que luchan día a día para mantenerse puros, que han optado por vivir la Castidad. ¡No tengan miedo de entregarse al verdadero AMOR!
Anónimo
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