¿Cuántas veces nos entregamos porque «es amor», cuando en realidad no lo es?
Por alguna razón, cada vez que se involucraba la parte sexual en cualquiera de mis relaciones —he tenido tres enamorados y con los tres pasó—, ésta terminaba mal. Mi última relación fue la que más me marcó, porque en un momento llegué a pensar que estaba embarazada. ¡Yo me sentí morir! En ese momento necesitaba todo el apoyo de mi pareja, pero él no se portó de la manera que yo pensé que se iba a comportar, y eso me marcó mucho. Nunca en mi vida me había sentido tan sola, o quizá sería que nunca en mi vida las cosas se habían mostrado tan reales como lo fueron en ese momento.
Al final resultó que no estaba embaraza y que era un sangrado producido por las pastillas anticonceptivas que tomaba en ese momento para no salir embarazada. Luego de enterarse que «todo estaba bien», mi enamorado trató de pedirme disculpas y me dijo que iba a cambiar para mejorar la relación. Pero había crecido dentro de mí una rabia y un odio hacia él que era inevitable, al punto que ya no podía ni verlo. ¿Cómo podía decir a una persona “te quiero” y luego, cuando más la necesitas, no estar ahí para ti? ¿Ni siquiera preocuparte o tener algún remordimiento? Eso no entraba en mi cabeza, y mucho menos encontraba respuesta a éstas preguntas.
Ahí fue cuando vino el brillo de iluminación y me dije a mí misma: “Estás haciendo cosas de adultos y personas casadas cuando aún eres una niña, y ni siquiera sabes bien lo que estás haciendo”. Era cierto, ahí se me vinieron todo tipo de preguntas: ¿Qué hubiera pasado si…? ¿Qué hubiera hecho si…? ¿Mi enamorado iba a hacerse cargo? ¿Yo iba a hacerme cargo? Ante todas estas preguntas me vino a la mente una sola respuesta: ¡ESPERA! ¿Cuál es el apuro y la necesidad de tener relaciones sexuales antes del matrimonio?
Desde aquel momento, a cada chico que conocía le contaba lo que pensaba de las relaciones sexuales antes del matrimonio. Ya no las admitiría más, porque no estaba de acuerdo, porque el hombre que quiere tener relaciones sexuales contigo solo te ve como un trozo de carne, te endulzaba el oído —¡como lo hicieron conmigo tantas veces!— simplemente para llevarte a la cama. Esa es la cruda verdad, porque ¿qué tipo de relación busca un chico de 18, 22, 24 años? ¡Créanme que no buscará casarse contigo! En cambio, una piensa en el “príncipe azul”, se ilusiona con todo lo que le dicen y termina imaginándose que se casará con una. ¡Así de ingenuas somos! Pero si tú aprendes a trazar los límites y poner las cosas claras, ten la seguridad de que encontrarás al hombre que de verdad quiera casarse contigo.
Por todas las experiencias que he pasado decidí cambiar mi manera de vivir y decidí hacer una promesa de castidad al empezar este nuevo año, junto con mi gemela. La paz y serenidad que sentí al hacerla es inexplicable. La tranquilidad que siente tu alma al saber que estás haciendo algo bien y algo que un futuro ya sea lejano o cercano va a traer frutos maravillosos es emocionante. ¡Nunca pensé que podía sentir esto!
Ahora hago parte de La Opción V, pues estoy firmemente convencida de que ese es el camino para encontrar el amor verdadero, tener una vida plena y estar en paz conmigo misma. La Opción V es una alternativa, un camino nuevo, una vida nueva con nuevas aventuras y nuevos retos, ¿por qué no darle una opción?
M.B., 22 años, estudiante de medicina.
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Testimonio escrito para La Opción V
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