¡El peor fracaso no es caerse, sino nunca levantarse!

Si caes, ¡pide perdón! ¡Levántate¡ ¡Y vuelve a la carrera!

¡Hola! Acabo de ver esta página y me dio mucha alegría ver que están haciendo algo para fomentar el valor de las personas en la virginidad, en la pureza de nuestro cuerpo, el amor y el respeto por nuestro cuerpo. Les quiero compartir algo de lo que yo he vivido…

Me he identificado mucho con una frase que leí: «el peor fracaso no es caerse, sino nunca levantarse». ¡A mí me pasó! Yo quería seguir al Señor, pero tuve un novio y perdí mi virginidad. Me sentía muy mal conmigo misma, y lo peor es que vas cayendo en un agujero del que es difícil salir. Pero gracias al amor de Dios y el perdón que recibí en el sacramento de la Reconciliación Él me regaló una nueva virginidad, una nueva oportunidad para hacer las cosas bien en adelante.

¡Claro que es difícil acercarte al Señor y llena de vergüenza decirle que has pecado, decirle que necesitas realmente que te perdone! Debo decir que en el momento en que estaba confesando mis pecados al padre me di cuenta lo que tal vez sintió aquella adúltera cuando el Señor la salvó de ser muerta a pedradas. Me sentí desnuda ante Dios y después, cuando Dios me perdonó mis pecados por medio del sacerdote, ¡sentí su gran amor! Sentí como si el Señor con mucha ternura me hubiera abrazado y desde ese momento prometí guardar la pureza que Él me había devuelto.

El padre me explicó que en ese momento el Señor me había perdonado y me había devuelto la pureza, y me di cuenta también que yo ya no quería que el Señor se fuese de mi corazón. ¡Quiero que se quede conmigo para siempre! Ahora estoy en un grupo de liturgia y no me puedo separar del Señor: ¡Él me enamora cada vez más y más! Y espero que cada día más jóvenes como yo se enamoren del Señor y sepan que no están solos, que el Señor Jesús está con ellos todos los días y que —si perdieron la virginidad como yo— tienen la oportunidad de ser perdonados y de que pueden levantarse nuevamente para empezar una nueva historia con la certeza de que son dignos del amor y que como yo merecen ser amadas y amados de verdad!

V. L., 20 años, México.

Escrito para los jóvenes de La Opción V

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