Tu primer beso: Ya sea que fuera absolutamente mágico, u horriblemente torpe e incómodo, es un momento que se queda contigo para siempre. Recuerdo esas charlas con mis amigas durante las pijamadas mientras crecíamos, discutiendo y preguntándonos cómo iba a ser cuando finalmente sucediera. ¿Qué haces con tu cabeza o con tus manos? ¿Cómo respiras teniendo la cara de un chico tan cerca de la tuya? ¿Qué tal si soy mala haciéndolo? O peor, ¿cómo sabes si eres mala en ello?!!
Quería que mi primer beso fuera el momento más romántico de mi vida, como en todas las películas. Iba a ser tan perfecto que mi pie iba a hacer «pop» como en El Diario de la Princesa. El chico iba estar absolutamente enamorado de mí y yo contaría lo genial que fue para siempre.
¡Si tan solo hubiera esperado a que mi príncipe encantador apareciera y me hiciera enamorarme! Conforme avanzaba la secundaria me fui impacientando, los chicos eran simplemente inmaduros. Empecé a avergonzarme de no haber dado de una vez por todas mi primer beso, todo el mundo ya había pasado por eso, o al menos, así parecía.
Mi primer beso no fue nada mágico, pero fue algo que recordaré para siempre. Fue el momento en que me di cuenta que para el chico que me besó yo no era nada más que un cuerpo. Me sentí sucia y usada. Para quitarme esos sentimientos, besé tantos sapos como pude, para demostrar que yo estaba en control y no ellos.
Desearía haber sabido entonces lo que sé ahora. Un beso no es algo que tenga que «pasarse». No es algo para entregarse como recuerdito de una fiesta al chico o chica más lindo que te presta atención cuando sales. No es algo que no importa y que puede darse a cualquiera.
Desearía haber sabido el valor de un beso.
Un beso es un símbolo de amor, de afecto, es dar una parte de ti a alguien más.
Cuando recibo un beso de mi pequeña hermosa sobrina, me siento hasta abrumada de lo mucho que amo y quiero cuidar a esta pequeñita niña. Cuando beso en la frente a un amigo que necesita consuelo, le estoy demostrando que me importa y que estoy ahí para él. Cuando beso al hombre que amo, le estoy dando un signo de afecto, admiración y atracción.
Pasé años enfrentándome o de plano ignorando esta verdad. Honestamente, no podría decirte el número de chicos que he besado, no importaba para mí en aquel momento. Pero una vez que encontré al hombre que me mostró lo preciado que un beso debe ser, deseé más que nada poder volver atrás.
No hay nada malo con besarse; es nuestra fragilidad humana la que trae el pecado a la mezcla. Soy una de las mayores fans de los besos, ¡pero todos sabemos que estos van desde dulce e inocente hasta todo lo contrario! Reconocer donde se tiene que marcar la raya, y más importante, ajustarse a ella, incluso cuando es difícil, te hace más fuerte, te lleva a una vida de pureza y guarda tu corazón.
Una de mis mejores amigas es una hermosa mujer universitaria esperando aun por su primer beso. A pesar de las burlas porque a su edad aún no ha dado su primer beso, se ha mantenido fuerte. Seguro que cualquier día de la semana cualquier chico saltaría por la oportunidad de besarla. Pero ella conoce su valor. Sabe que merece nada más que lo mejor y por eso le aplaudo. Desearía haber sido tan fuerte.
No caigas preso de las mentiras de la sociedad y des tus besos a alguien que no sabe tu valor. El hecho de que hayas fallado en el pasado o tenido un desliz no significa que no tengas otra oportunidad de hacerlo mejor y luchar por una vida buena y virtuosa. La castidad requiere autocontrol, conocimiento de tu propio valor, y la valentía de vivir la verdad. Besar es un hermoso signo de afecto. ¿Quién merece esta parte de tu alma?
Megan Finegan
FUENTE: ChastityProject
Traducción de Leslie Vega
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