“Cometí el gran error de entregarme a él”

Las malas decisiones de un momento hacen que terminemos con un corazón profundamente dañado

Hola, tengo 22 años, y quiero compartir mi testimonio. He tenido una infancia llena de problemas familiares, y es por esto que no contaba con el amor de padres que necesitaba y buscaba llenar ese vacío de amor en los chicos. A los 14 años tuve mi primer enamorado. Sólo nos veíamos en el colegio, pero el hecho de sentirme querida por alguienme agradaba mucho. Esa relación se acabó al poco tiempo debido a que él me engañó con otra chica. Eso me dolió muchísimo, a pesar que era muy chica.

Al año siguiente conocí a otro chico que era 2 años mayor que yo. Con él todo era tan inocente y puro. Para ese momento yo siempre me había dicho a mí misma que sólo me entregaría al hombre con el cual me casaría. Con él hubo muchas oportunidades en las cuales pudo pasar algo más entre nosotros, pero decidí cumplir la promesa que me había hecho a mí misma.

Unos meses antes de acabar el colegio él me dijo que me había engañado con una chica de su universidad. Lloré muchísimo. Ya teníamos una relación de 3 años y en ese momento sentí que todo llegaba a su fin. Pero en vez de terminar con él, decidí perdonarlo y continuar con la relación.

Cuando acabé el colegio mis padres me dijeron que tenía que viajar a otra ciudad para prepararme en una academia y postular a la universidad. Por eso me alejé de él por un tiempo. Cuando llegaron mis vacaciones viajé a mi ciudad, pero las cosas ya no eran iguales. Yo ya no sentía lo mismo por él, había perdido el interés por la relación. Él me confesó entonces que en realidad nunca me había engañado, sino que sólo me lo dijo para ver si yo realmente estaba enamorada de él. Aún así las cosas para mí ya no fueron iguales. Considero que la relación se desgastó desde que él me dijo que me había engañado, haya sido o no verdad.

Cuando regresé a estudiar conocí a otro chico con el que me ilusioné, pero nada no pasó. Recién al año siguiente ingresé a la universidad y conocí a otro chico, con el cual inicié una relación. Yo no estaba enamorada, pero como me sentía tan sola al menos así me sentía acompañada. La relación duró un poco más de un año. También cumplí con mi promesa de no entregarme si no estaba casada. La relación terminó porque entré a trabajar a una conocida cadena de restaurantes y conocí a un chico que me llenó nuevamente de ilusiones. Por él dejé ir a un gran chico que, aunque no estuviese enamorada de él, reconozco era maravilloso.

Con este nuevo al principio fue todo tan bonito, maravilloso. Pero a los pocos meses él empezó a cambiar, sentí que no tenía tanto interés en mí y cometí el gran error de entregarme a él a los 5 meses de haber iniciado la relación. Sí, rompí mi promesa. Así pasó el tiempo. Cada vez era menos su interés por mí, aún así yo seguía en esa relación y continuaba teniendo relaciones con él. A los pocos meses todo empeoró. Él ya no mostraba interés alguno en mí mientras yo llegaba al punto de rogarle para que no me dejara. Finalmente llegó el día que decidió terminar con la relación. Yo no aceptaba y seguía rogándole para que no me dejara hasta que me enteré que me dejó porque me había engañado con una compañera de trabajo. Recién entonces decidí alejarme de él porque no podía perdonarle tanto daño que me había causado. A la semana y media él me buscó, me pidió perdón y una nueva oportunidad. Todas mis amigas me decían que no lo hiciera, sin embargo, yo una vez más me dejé endulzar con sus palabras y regresé con él. Obviamente ya no era lo mismo puesto que no confiaba en él como antes. Pasaron dos meses y él nuevamente terminó con la relación con el pretexto de que yo ya no confiaba en él. A los días me enteré que estaba saliendo con otra chica. Sufrí mucho nuevamente porque mientras para mí nunca tenía tiempo, se daba el tiempo de salir con otra chica. Nuevamente decidí olvidarme de él y me alejé. Al mes me volvió a buscar y yo me engañaba diciéndome: “si hasta ahora no logra olvidarme a pesar que ya pasó bastante tiempo y ha salido con otras chicas, debe ser porque me ama de verdad”. Por tercera vez me ilusioné con sus palabras y volví con él. Dijimos que no volveríamos a cometer los mismos errores y continuamos con la relación. Todo aparentemente marchaba muy bien para mí, pero pasó un mes y unos días y nuevamente me terminó. Esta vez me dijo que él pensó que me amaría como antes y que ahora ya no tenía ganas de verme. Sin embargo me propuso seguir hablando para ver si en un futuro podíamos regresar. Nuevamente a los pocos días de haber terminado me enteré que andaba coqueteando con otras dos chicas. Fue entonces que finalmente abrí los ojos y me dije: “¿que me está pasando? Es evidente que él ya no tiene ningún respeto por mí, que sólo me busca para tener relaciones sexuales pero no le interesan mis sentimientos ni yo como persona”. Me llené de tanta rabia porque actuaba como si yo valiera tan poco, o como si cualquiera fuera mejor que yo. Fue entonces que reaccioné y decidí dejarlo y alejarme completamente de él. Muy molesta le mandé mensajes insultándole y comprobé que a él ya no le importaba lo que yo pensara de él,le daba igual.

Al pasar el tiempo hoy en día me doy cuenta que él perdió todo interés y respeto por mí al momento de entregarme a él. Desde entonces sólo era un objeto para él, que tan sólo me trataba como un niño trata su juguete: si se cansa de él, lo cambia por otro más entretenido.

He querido compartir mi historia con todas aquellas mujeres que por miedo a quedarse solas sienten que deben entregarse a un chico “porque lo aman” y tan sólo terminarán humillándose tanto a sí mismas por aferrarse a una relación que no tiene futuro. La virginidad es algo tan valioso que no debe entregarse tan sólo por “atar” a un chico, o por demostrarle cuánto lo quieres, o por la razón que sea.

Ahora he decidido esperar hasta el matrimonio y serle fiel a la persona que me acompañará toda la vida. Sí, reconozco que cometí muchos errores por no mantenerme firme en mi promesa, reconozco que fui muy tonta y que me dejé usar y humillar por miedo a perder “al chico de mis sueños”, un chico que tan sólo existía en mi ilusión pero que no era real. Dios me ha perdonado y me ha regalado una nueva virginidad, que estoy dispuesta a cuidar como se debe.

Finalmente, desde mi dolorosa experiencia les quiero dejar este mensaje a las jóvenes:

¡Mujeres, valórense, quiéranse a sí mismas y nunca, pero nunca pierdan el respeto por sí mismas ni su dignidad! ¡No regalen su virginidad al enamorado que ustedes creen que “es para siempre” o temen perder! ¡Tampoco se dejen usar como un objeto o como un juguete, pues valemos muchísimo más que eso y merecemos un amor de verdad! Y si estás pasando o ya pasaste por lo mismo que yo pasé, ¡abre los ojos aunque duela! ¡No te sigas engañando a ti misma pensando que todavía puedes salvar la relación! ¡Ten el valor de terminar esa relación que sólo te desangra! Desde mi experiencia te digo también que a todas Dios nos da una nueva oportunidad para volver a empezar, si confías en Él y acudes a Él ten la certeza de que no te vas a quedar sola, de que Él te perdona y te dará las fuerzas para salir adelante.

P.O.Z.V., 22 años, Lima, PERÚ.

Acompáñame a dar un tour por la nueva página web de

La Opción V