¡Hola! Quería compartirles mi alegría, y lo importante que ha sido en esta etapa de mi vida La Opción V. Aquí llegué sin saber amar y, en especial, sin saber amarme como Dios me ama. Me encontraba atrapada, cargando con decisiones pasadas —equivocadas— que me ataban a vivir en un constante dar sin sentido, fingiendo que eso era amor. Gracias a la ayuda de muchas personas que me hablaron del amor verdadero en La Opción V logré entender que yo era muy valiosa y hermosa por dentro, y que no era necesario hacer esfuerzos tan desesperados para verme hermosa por fuera.
Sí, en el tiempo que llevo luchando por vivir la virtud de la castidad, gracias a La Opción V, me encontré con el inmenso amor que Dios me tiene, y ese encuentro cambió mi visión de mí misma. Si Él dio su vida por mí, yo no podía valer solo por lo superficial. Si Él ha venido a rescatar lo que estaba perdido, ¿cómo podía condenarme yo a mí misma? Poco a poco aprendí a amarme y valorarme ya no por lo externo, sino por lo interior, por ser hija amada de Dios.
En este tiempo descubrí que si bien Dios me había perdonado al confesarme por mis muchos pecados, no lograba reconciliarme conmigo misma. Esa era la parte más difícil, por la herida profunda que había dejado en mí todo lo que había hecho.
También comprendí que existen momentos en los que una tiene que decir “NO”, porque las consecuencias de una mala opción las pagas luego, tarde o temprano. Quizá haya “justificaciones”, o “sentimientos” que te hacen pensar que eso “es lo normal”, o “lo que debe hacerse”, o incluso “lo correcto”, pero cuando pasa la ilusión te das cuenta que debiste haber dicho “NO”. Cuando “abres los ojos”, lamentablemente ya es muy tarde, y te has causado heridas muy profundas que tardarán mucho tiempo en sanar.
También aprendí en este tiempo que hay momentos en los que debes decir “SÍ”: “sí” a Dios cuando toca a la puerta de tu corazón, cuando quiere entrar en tu casa para curar tus heridas, cuando quiere darte una nueva oportunidad, cuando quiere mostrarte todo el amor que te tiene y lo valiosa que tú eres para Él. Hoy sé que ese “sí” vale muchísimo, pues me ha traído mucha paz y alegría de corazón. De ese “sí” a Dios depende mi propia felicidad, y la de las personas que se acerquen a mí.
Gracias a esos “sí” que le he dado a Dios he podido experimentar un proceso profundo de reconciliación, que ahora me hace estar tan feliz y agradecida con Él. ¡Dios ha sido grande conmigo!
Confieso que al comienzo me fue muy difícil ir contracorriente. Es que es tan fácil y tan cómodo hacer “lo que todo el mundo hace”, que me había acostumbrado a actuar “como un animalito”, dejándome llevar por mis pasiones. Yo estaba convencida que el tener relaciones era realmente una expresión de amor, ¡pero qué equivocada estaba! Ahora entiendo que el amor se expresa verdaderamente en el respeto, en cuidar del otro y no permitir que se imponga el egoísmo de cualquiera de los dos. Amar verdaderamente es ver a la otra persona con los ojos de Dios, descubrir su grandeza, su dignidad, y ayudarla a crecer cada día más, a ser una mejor persona. Desde mi experiencia les puedo decir que nada de eso se da cuando se empieza a avanzar en lo sexual, cuando una “se deja llevar” por las sensaciones, por la emoción, por el placer que dan los besos apasionados, las caricias subidas de todo y las relaciones sexuales.
Poco a poco logre curar mi corazón de las heridas que yo misma me había causado al vivir sin límites mi sexualidad con mis enamorados. En el confesionario Dios me perdonó todo, y desde entonces yo podía ser alguien nueva gracias a su amor. Curar mis heridas y formar una verdadera y profunda amistad con Dios tomó tiempo (antes pensaba que por lo pecadora que era eso nunca sería posible), y ahora todo es más hermoso porque ya no me siento atada a mi pasado. Hoy puedo amar libremente y este amor brota de esta amistad profunda que tengo con Dios. Esta amistad me ha ayudado a ver el plan que Él tiene para mí. Sí, ahora que me he encontrado con el Amor, ahora que ese Amor ha curado mis heridas, ahora que sé lo que es amar de verdad, he podido comprender también mi vocación: amar a todos con el mismo amor de Dios, en la vida consagrada. ¡No saben lo agradecida que estoy con La Opción V! Si no hubiera existido, no me habría podido amar a mí misma después de mis errores, y menos creer que podría ser digna de de Dios y del llamado que Él me hace. Ahora Él es mi único amado, y cada día busco vivir mi pureza por Él.
Por todo ello, quiero darle gracias a Dios por haber suscitado La Opción V, y a ustedes por responder a esta hermosa misión. ¡Mi gratitud nunca será suficiente! ¡Gracias de todo corazón!
A.M., 20 años.
Testimonio escrito para La Opción V
* ¡Este Blog es un espacio creado para ti! Tú también puedes enviarnos tus preguntas, testimonio o reflexiones a laopcionv@gmail.com, con nuestro compromiso de guardar tu identidad en la más absoluta reserva. Con tu colaboración y participación podremos ser cada vez más quienes creemos que el amor verdadero sí existe, y que el camino para alcanzarlo es la castidad!
** Todas las publicaciones en este Blog son de propiedad de La Opción V. Pueden ser difundidas libremente, por cualquier medio, consignando siempre la fuente. Está terminantemente prohibida su reproducción total o parcial con fines de lucro.