¿Si no vamos a tener relaciones sexuales, qué tan lejos podemos ir?

Cuando una pareja es pura, todavía desean ser «uno».

Si te vas a casar algún día, tal vez alguien ahora esté saliendo con la persona con la cual tú te casarás. ¿Qué tanto es ir muy lejos para él o ella? Practica la pureza que tú esperas que tu futura pareja tenga hoy, trata a tus novias con el respeto con que esperas que tu futura mujer sea tratada.

O, considera cómo quieres que un hombre trate a tu hija algún día. Escuchando a tu conciencia, sabrás qué tan lejos llegar. Cuando ignoramos la voz de nuestro corazón que nos dice qué es lo correcto y qué no lo es y nos dejamos llevar por la emoción, terminamos sintiéndonos vacíos. Así que, «Qué tan lejos es muy lejos» es la pregunta equivocada. ¿Cuando manejas, verías qué tan cerca puedes llegar a un auto viniendo en sentido contrario sin chocar? Para cuando te das cuenta de qué tan cerca es demasiado cerca, ya es muy tarde. De la misma manera, no debemos preguntar «¿Qué tan cerca puedo llegar del pecado, de hacernos daño?» En vez de eso, debes pensar, «¿Qué tan cerca puedo llegar a la pureza, al amor verdadero?» La castidad no es una carga ni una lista de reglas. Es un cambio de corazón: de «tener un pedazo» a darlo y recibirlo todo. Como dijo el Papa Juan Pablo II, entre más grande sientas la responsabilidad por la persona que amas, más verdadero es el amor.

La pasión sexual es una cosa muy buena. Sin embargo, encender la pasión sexual fuera del matrimonio es como sacar el fuego de la chimenea y ponerlo en medio de la sala. Una cosa buena puede llegar a ser destructiva si no es usada correctamente. Una vez que se enciende la llama de la pasión, es como un fuego que no se puede apagar hasta que todo se haya quemado en su camino. Los grados de intimidad ya vividos pueden volverse insuficientes, aburridos y así las relaciones son llevadas cada vez más lejos para encontrar más emoción y cercanía. Así, la pareja puede llegar a depender del placer para sentirse más unidos y, muy pronto, lo único que faltará por hacer es el sexo completo. A la larga, su impaciencia por unirse o vivir emociones fuertes les quita la oportunidad de crecer en el amor, conocerse, aceptarse, desarrollar la amistad y las cualidades necesarias y así tener la experiencia del amor verdadero.

Cuando una pareja es pura, todavía desean ser «uno». Pero debido a sus estándares y metas, escogen transformar esos deseos poderosos en maneras creativas de demostrar el amor. Como resultado, van descubriendo cómo su admiración, su amistad y su intimidad se hacen más profundas y su relación se fortalece.

Algunas personas dicen: «Guardar la excitación del sexo para el matrimonio es extremo, anticuado y no realista. Y además tienes que juntarte con al menos varias personas antes de casarte para tener experiencia sexual. De esa manera, serás un regalo mejor para tu pareja durante la noche de matrimonio.»

Pero eso es como pensar que yo masticaré el chicle antes de dártelo, estarás más impresionada por el regalo porque ya tenía mucha experiencia. Yo supongo que tú preferirías uno más nuevo. Es lo mismo con la pureza. ¿Te gustaría más tener a una pareja que ha tenido relaciones con otras treinta personas o una pareja que ha guardado y cuidado su primera vez para ti? Si valoras el regalo de la pureza tanto, entonces ¿por qué no empiezas a verte a ti misma como un regalo también?

La castidad no es sólo la ausencia de sexo, sino que es la expresión misma del amor. Lo que antes era «esperar» se convierte así en un tiempo de crecer, que te enseña a amar y que se va disfrutando. Con la castidad, aunque no estés saliendo con alguien, todavía te puedes preparar para tu futura pareja aquí y ahora, practicando la fidelidad, amándola aun antes de conocerla.

Fuente: Libro »Amor Puro» por Jason Evert

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