PREGUNTA: ¿Por qué a nosotros los hombres nos cuesta tanto evitar las miradas, cuando una chica se viste tan provocativa? ¿Por qué somos tan débiles?
RESPUESTA: Los hombres somos “visuales”. Esto tiene una explicación desde la fisiología. Con el inicio de la pubertad, la testosterona empieza a circular en mayores cantidades en nuestro cuerpo y esta influencia hormonal genera cambios químicos y anatómicos en el cerebro; las áreas responsables de la agresión y el sexo se hacen 2.5 veces más grandes en el cerebro masculino que en el femenino. Por eso los hombres no sólo pensamos más en el sexo, sino que somos más sensibles que la mujer a los estímulos visuales. En otras palabras, mirar a las mujeres nos produce un placer inmediato, y mientras más muestra la mujer, mayor es el placer. Esto es algo natural. El hombre ha sido diseñado así, para que las mujeres le llamen la atención y lo atraigan.
Pero el problema viene cuando desde pequeños somos bombardeados con imágenes que nos estimulan continuamente, mostrándonos a mujeres hermosas, sensuales, provocativas, con ropa muy apretada, pequeña, semidesnudas o desnudas. La publicidad, la televisión, el cine y demás nos “enseñan” a mirar a las mujeres como un león hambriento mira a una gacela herida, y nos estimulan a querer mirar “siempre más”.
¿Qué pasa en nuestro cerebro y a nuestro cuerpo cuando vemos una imagen o mujer seductora? Estudios revelan que cuando miramos a una mujer atractiva o tan solo una foto de ella, nuestro cerebro reacciona inmediatamente —en un tercio de segundo—. En un instante el centro del placer es estimulado liberando dopamina, esta hace que te sientas bien; al mismo tiempo el hipotálamo hace que se dé una excitación fisiológica y se genera el sentimiento de placer. Con pequeñas cantidades de dopamina el hombre se siente bien, pero si los estímulos y las descargas de dopamina son abundantes y continuos, se producirá un efecto de mayor placer. Este mismo efecto es el que experimentan las personas que usan drogas como cocaína, anfetaminas, marihuana y heroína. Por este motivo la pornografía es catalogada como una DROGA VISUAL.
Con el tiempo estas imágenes seductoras se convierten en algo común y ya no causan el mismo estímulo que ocasionaron la primera vez que las vio. La “desensibilización gradual” reclama imágenes cada vez más fuertes para poder experimentar la misma intensidad de sensaciones de la primera vez. Es un hecho que la mayor parte de nuestra sociedad ha sido desensibilizada por la cantidad de violencia y sexo que ven en TV. Ya todo nos llega a parecer “normal”. Los deseos por una cada vez mayor estimulación se vuelven cada vez más exigentes y fuertes, y no hay nada que los satisfaga. Sin embargo, se filtra la idea de que “el siguiente nivel te traerá la satisfacción que buscas”. Cuando las imágenes ya no bastan el cerebro “le grita” al hombre que para quedar satisfecho tiene que EXPERIMENTAR aquello que está viendo, ya sea mediante la masturbación o buscando experiencias sexuales cada vez más intensas con mujeres o con hombres.
En fin, con lo dicho creo que queda claro por qué a los hombres nos cuesta tanto no mirar a una mujer: porque nos produce un placer inmediato, y porque por el incesante “bombardeo” de imágenes de mujeres seductoras, provocativas, sensuales o desnudas, se nos ha “entrenado” desde pequeños a no dominarnos y a mirar a la mujer como un objeto de placer.
La Opción V
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