PREGUNTA: ¿Cómo se puede hacer una promesa de castidad? ¿Tiene que ser en una ceremonia? ¿O puede ser por decisión propia y en el momento que se desee? ¿Es necesario comentarlo con un sacerdote para que dé la autorización? En cuanto al anillo, ¿existe un diseño especial?
RESPUESTA: Ante todo, para evitar malentendidos o también futuras decepciones de uno/a mismo/a y situaciones de desesperanza y desaliento, preferimos hablar de un «compromiso de luchar por vivir la castidad«. Quien hace una «promesa de castidad» normalmente cree que se compromete a «nunca más caer». La experiencia enseña que uno/a no puede prometer «nunca caer». De ser así, pronto te encontrarás con que «hiciste lo que no querías», decepcionaste a muchos, te decepcionaste a ti mismo/a o decepcionaste a Dios, porque «rompí mi promesa».
La castidad no se alcanza de la noche a la mañana, ni tampoco se alcanza «con solo hacer una promesa». La castidad es una virtud que se adquiere poco a poco, con un largo entrenamiento, con mucha oración. Como en todo entrenamiento, por más que uno/a se esfuerce, se sufren resbalones, caídas, golpes, contratiempos… Por eso pensamos que no podemos «prometer que nunca vamos a caer», pero sí podemos comprometernos a luchar cada día, y que si en medio de las luchas algún día caemos, pues pediremos perdón, nos perdonaremos, nos levantaremos y volveremos a la lucha. Sólo así se logran conquistar las más altas cumbres, sólo con esa terca perseverancia podremos adquirir la virtud de la castidad, el dominio de nosotros mismos que nos lleva a la cumbre del verdadero amor.
Para que entiendas mejor de lo que se trata, te recomendamos leer este testimonio: “Entendí que esa caída no me podía derrotar tan fácilmente”
Ahora sí, vamos a las preguntas. ¿Cómo se hace este compromiso? Hay muchas maneras de hacerlo. Para empezar, lo puedes hacer en privado, tú solo/a, en tu corazón. Sin embargo, aunque te lo puedes prometer a ti mismo/a, puedes hacer este compromiso ante otras personas o ante Dios, si eres creyente.
Este compromiso no tiene que ser hecho en el marco de una ceremonia «solemne». Como hemos dicho, basta con que lo hagas en la intimidad de tu corazón. Pero eso depende de cada uno/a. Hay quienes prefieren hacerlo ante un sacerdote para recibir su bendición, o en una capilla, o ante el Santísimo. Algunos/as jóvenes se organizan en grupos pequeños para realizar esta promesa juntos, en el marco de una ceremonia semipública.
Otros miles de jóvenes prefieren realizar esta promesa firmando un documento en el que se comprometen a vivir la castidad y esperar hasta el matrimonio, por ejemplo aquellos que pertenecen a un movimiento llamado True Love Waits (TLW, El Verdadero Amor Espera).
En fin, dado que es un compromiso asumido personalmente, cada cual puede realizarlo de la manera que prefiera.
En cuanto a la fórmula o texto, puede ser un simple: “Yo prometo ante… luchar por vivir la castidad y esperar hasta el matrimonio”. Puede ser también una fórmula más elaborada, como la que te proponemos aquí: para hombres o para mujeres. Puedes variarla como quieras.
En cuanto al momento, puedes hacer este compromiso cuando desees. Sin embargo, es importante que antes de hacerla te prepares siguiendo Un camino de preparación para comprometerte a vivir la castidad.
Sobre la pregunta si es necesario comentarlo con un sacerdote para obtener una autorización, no lo es. Lo que sí es importante es que busques a una persona que tenga la madurez y formación necesaria para acompañarte una vez que hagas este compromiso, como un “coach” que te vaya orientando y acompañando en tus luchas, porque muchas veces necesitarás no solo de alguien que te aconseje y te ayude a ver las cosas con claridad, sino también de alguien que esté a tu lado y te ayude a levantarte si te caes. Lo más recomendable es que esa persona que tú elijas sea de tu propio sexo: si eres mujer que sea mujer, si eres hombre que sea hombre.
En cuanto al anillo, hay muchos diseños. Lo importante es que sea para ti un signo y señal que te recuerde tu compromiso. También podría ser una medalla. Un signo de esta naturaleza es capaz de protegernos en ciertos momentos y de darnos una fuerza extra, pero tampoco es mágico. Por otro lado, no faltarán las personas que al ver ese anillo y saber que has hecho un compromiso de pureza procurarán arrancártela, así de sencillo. Por ello, el anillo debe ser un recordatorio para ti, no una ocasión para andar proclamando que has hecho un compromiso de pureza.