Si bien se sabe que la Publicidad es parte de una estrategia de marketing que muchas empresas usan para vender sus productos, pocos conocen del verdadero impacto que puede causar en los jóvenes ya que es un “arma” de comunicación muy poderosa, capaz de cambiar nuestra manera de pensar para que aceptemos actitudes, estereotipos, modas y muchas otras cosas más que confunden y trastornan nuestra mente.
Como estudiante de esta disciplina, y habiendo laborado casi dos años en una agencia de publicidad, puedo contar desde mi propia experiencia que el tema de la sexualidad es tomado muchas veces a la ligera con respecto a las consecuencias negativas que genera, y a la vez es muy bien estudiado cuando se quiere captar la atención de las personas.
En cada campaña las empresas de publicidad aplican muchos conocimientos de marketing y psicología para poder “convencer” —léase manipular— a los consumidores. Muchas veces esto implica el utilizar la imagen de la mujer como un “estímulo” para comprar cierto producto/marca, o el hacer pasar como divertida una situación que tiene un contexto altamente erótico.
Esto suele suceder frecuentemente con los productos que se dirigen a un público masculino como los autos, condones, periódicos deportivos, bebidas alcohólicas, entre otros.
En el caso de las mujeres, este tipo de comunicación también es usado cuando se trata de lencería, bikini, perfumes, maquillaje y otros.
Muchas veces, cuando se realizan por ejemplo eventos deportivos o de autos, se invierten grandes sumas de dinero sólo para contar con modelos esbeltas que vistan ropas súper ceñidas trabajando como anfitrionas. Lo que pocos saben es que en este tipo de trabajo se clasifica la “belleza” de la mujer con letras como A1, A, B o C; es por eso que muchas chicas aspiran o en algún momento han idealizado un concepto de belleza que ellas mismas jamás podrán alcanzar.
Cada mensaje en un panel, radio o el diseño de un afiche tiene como objetivo captar nuestra atención y transmitirnos un mensaje. Pero esto no siempre se hace de manera obvia. A veces se utiliza la publicidad subliminal por la que se transmite un mensaje o señal diseñado para pasar por debajo de los límites normales de percepción y conciencia humana. Puede ser por ejemplo un mensaje en una canción o una imagen transmitida de un modo tan breve (como la décima parte de un segundo) que pasa desapercibida por la mente consciente pero, aun así, es percibida inconscientemente.
En publicidad se toma mucho en cuenta la personalidad de una marca. Esta puede ser “el chico sexy” o una “niña traviesa” que constantemente están dándote “órdenes”, pero tú no te darás cuenta.
Recuerdo haber estado en una reunión con la encargada de marketing de dos conocidas marcas de condones. Ella me decía: la marca 1 es “un chico divertido, travieso, que sale con diferentes chicas”, y la marca 2 es “más formal, más romántica, es para un momento con tu novio”. Ambas son marcas de condones, pero los mensajes con que son vendidos son totalmente diferentes. El objetivo es el mismo: convencerte de que compres el producto y acabes usándolo.
En otra oportunidad estuve conversando con la directora de una importante agencia, en la que me presentaban las diferentes propuestas para el lanzamiento de una bebida dirigida a un público joven. Esto iba a realizarse el 14 de febrero, día de San Valentín, y una de las propuestas consistía en invitar a participar a las parejas a besarse dentro de una cabina a la vista de todo el público. La pareja que más tiempo duraba besándose podía llevarse diferentes regalos. Siempre recordaré lo que dijeron en esta reunión: “La gente, con tal de que le regales algo, es capaz de hacer lo que sea”. Evidentemente no se buscaba que fuesen besos tiernos y “aburridos”.
Otro dato: a quienes se les motiva a realizar este tipo de acciones es a los jóvenes, porque es más fácil que ellos pierdan la vergüenza en comparación a un adulto.
Mi intención no es satanizar a alguna marca o producto, ni menos a las empresas que se dedican al rubro publicitario, ya que yo soy parte de una de ellas. Pero lo que sí puedo decir es que todos —y me incluyo— seamos más cuidadosos y críticos con la publicidad que vemos y escuchamos en los medios de comunicación, ya que muchas veces lo que sólo parece un comercial o imagen inofensiva, con el tiempo afectará nuestra manera de pensar y por tanto nuestro comportamiento, ya sea en nuestra vida personal como en nuestras futuras relaciones. No dejemos que los mensajes publicitarios que no buscan nuestro bien, sino sólo aumentar las ventas, sean los que gobiernen nuestra vida y afecten nuestra opción por vivir un amor verdadero.
María Claudia, 22.
Artículo escrito para La Opción V
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