¿Quieres libertad? Qué te parece no tener que preocuparte por preguntas como «¿Me dará alguna enfermedad? ¿Se enterarán mis papás? ¿Terminaré embarazada? ¿Estoy siendo usada? ¿Me quiere a mí realmente? ¿Me dejará, me iré a arrepentir?».Libre de estos problemas, serás libre de amar sin ansiedad ni angustia sobre el futuro y sin reproches sobre el pasado. Esto es la verdadera libertad: la capacidad para hacer lo que es bueno y hermoso.
Tienes razón al querer libertad, porque la libertad hace posible el amor. Pero date cuenta de que la castidad no es la pérdida de la libertad; es lo que la completa y la hace posible de verdad. Una persona que es controlada por sus hormonas no es libre. El no se está entregando a una mujer y la está amando, sino que la está usando como un calmante para sus «necesidades» sexuales.
Mientras la pasión sexual nos ciega y confunde nuestros deseos, la pureza nos libera.
Después de todo, no te conviertes en libre haciendo lo que tú quieras. Te liberas — y eres capaz de amar — cuando llegas a ser dueño de ti mismo. Hasta entonces, seremos esclavos de los anticonceptivos y preservativos ya que nos falta la auténtica libertad que da el ser dueño de uno mismo.
Amor Puro, Jason Evert
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