Mi experiencia al leer «Los ojos de mi princesa»

Hace mucho que no escribo y probablemente se me entienda por oxidada.

Muy al margen de escribir un ensayo o reseña sobre alguno de los libros Los ojos de mi princesa” y “Los ojos de mi princesa 2, del autor Carlos Cuauhtémoc Sánchez, me gustaría escribir sobre mi experiencia al leerlo.

Sinceramente, desde que leí “Juventud en Éxtasis” (parte 1 y 2) me ha encantado la manera en que Carlos escribe. Así que no dudé en aceptar los libros mencionados en un primer momento. Un gran amigo me recomendó que los lea, incluso me los prestó. Todo inició cuando me dio el primer libro. Frases, personajes, la historia misma me cautivó. Me desesperé y comencé a subrayar lo que más me llamó la atención (creo que todo el libro jaja). Sin embargo, decidí leerlo con mucha calma, pues nadie me apresuraba. Repasaba cada frase subrayada y reflexionaba antes de dormir. No tengo una favorita, pero digamos que entre las tantas frases que han calado en mí está:

«Lo malo es malo. Punto. No puedes jugar con ello, ni siquiera “con medida”».

De hecho que esa frase está contextualizada en una parte del libro bastante intensa. Pero, para variar, la traje a mi realidad. Esa frase cayó como anillo al dedo. Sé que es difícil discernir entre lo bueno y lo malo; no obstante, otra frase se me venía a la cabeza mientras subrayaba la mencionada y era «Opta entre lo bueno y lo mejor», «Lo opuesto de lo excelente es lo bueno, porque lo bueno es solamente eso, bueno».

Definitivamente, la historia plasmada en dos libros rayó mi cabeza y le dio un vuelco a mi vida. Me hizo pisar tierra. Tomar decisiones firmes. «Quemar los puentes detrás de mí para verme OLBIGADA a avanzar».  Aproximo unas 60 frases y tres poemas subrayados, solo del primer libro.

Sé que es una novela de amor. Sé que había un drama y me imaginaba que habría algo de poesía. Lo que JAMÁS imaginé fueron esos cambios repentinos. La historia daba giros de un millón de grados, ¡me alocaba! Cuando terminé el primero me desesperé: ¡la historia no podía acabar de esa manera! ¡El amor era demasiado cruel! ¿Cómo puede existir alguien que ame de esa manera? De hecho, a mi corta edad, no lo había experimentado y pues el desenlace no me motivaba  hacerlo. Entonces, mi amigo me dijo “TOMA EL 2”. No recuerdo si se lo arrebaté o simplemente lo miré con mucha alegría. Lo que recuerdo es que ¡me devoré las 290 páginas en dos días! Las dudas, que pensé resolvería al leer la segunda parte, no engranaban. Cuando llegué al final del segundo libro y al final de la historia de amor, me dije a mí misma: “¡¡¡¡eso no puede ser el amooor, alguien no puede sufrir asíiii!!!”

Al mismo tiempo entendí, y cito:

«Sin el amor, las palabras son solo ruido. Sin amor, las filosofías de crecimiento humano son basura. Sin amor, la sabiduría y la esperanza no trascienden. Sin amor, los actos de generosidad y sacrificio por otros, son una simple farsa egocéntrica. El amor sabe soportar los errores de otros; el amor es bondadoso; el amor no envidia, no es presumido, no es orgulloso, ni grosero, ni egoísta, ni altanero, ni agresivo, ni guarda rencor. El amor jamás dejará de existir».

Sin duda soy, como muchas mujeres, muy sensible con este tipo de novelas. La he vivido tanto que cuando se lo conté a mi amigo no podía creerlo. Estoy segura de que no podría leer algunos libros como  “Las 50 sombras de Grey”, porque además de ser imaginativa, vivo intensamente la historia. Me identifico con los personajes y sé que un libro como ese influenciaría de manera negativa en mí, como “influenciaría” en mí comer comida malograda: me enfermaría, me haría daño. Y me queda claro que mi primera responsabilidad, si quiero amar y ser amada de verdad, es cuidarme a mí misma de este tipo de “novelas románticas” que deforman totalmente lo que es el verdadero amor.

Les cuento que actualmente estoy en una relación. Es bastante estable y tenemos las cosas claras. Ambos vivimos la virtud de la castidad y nos hemos propuesto leer los libros de Carlos Cuauhtémoc Sánchez, no con el afán de ser como los personajes, sino para rescatar la esencia del libro y sus mensajes positivos. De Juventud en Éxtasis tomamos la idea de respetarnos y cuidarnos físicamente. De Los ojos de mi princesa, a mirarnos con los ojos del corazón, así el mundo nos invada de cochinadas como las publicidades sexuales o la pornografía. También concluimos que vivir la virtud de la castidad no es algo que se vive solo, sino que es necesario contar con alguien que te dé la mano.

Actualmente estamos leyendo Amor Puro, de Jason Evert. ¡Todo un “plan lector”, jaja! Y sí, vemos cuánto nos ayudan estas lecturas en nuestra opción por vivir la virtud de la castidad para no desviarnos del amor verdadero y para madurar en nuestra relación.

Asimismo sabemos que es muy importante ponernos MEDIOS CONCRETOS. Pongo énfasis en ello, porque tenemos que quererlo AMBOS. Nos queda más que claro que decirnos “NO” en momentos o circunstancias en las que todo se nos puede escapar de las manos no significa que nos queramos menos, ¡todo lo contrario! Un NO significa que nos queremos más y nos queremos de verdad, porque eso es cuidar la integridad del otro en todos los aspectos.

Animo y exhorto a que todos vivan la castidad. Esa es una MEJOR aventura que el sexo y placer de un momento. El amor puro es amor de patos… PATOda la vida jajaja.

Finalmente, recomiendo de todo corazón leer Los ojos de mi princesa porque, además de plasmar la entrega (no sexual) con la que se da el protagonista, motiva a uno a darse y entregarse sin temor a vivir el amor. ¡Entregar el corazón de la manera más bondadosa y pura LO ES TODO!

Pd: ¡No idealicen al amor! ¡No idealicen a su pareja! La realidad es UNA y es que el amor también duele, pero como diría mi amiga la Madre Teresa de Calcuta: “Ama hasta que duela… si duele es buena señal”.

Suail Arana K., 20 años, es colaboradora de LOV.

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