En el 2000, el Instituto Nacional de Salud (NIH) publicó la primera revisión exhaustiva de la investigación científica sobre la efectividad del preservativo. El estudio examinó ocho enfermedades de transmisión sexual y demostró que los condones reducen el riesgo de contraer o transmitir dos de ellas: VIH y gonorrea (en los hombres). Los estudios revelaron que, cuando se usan sistemática y correctamente, los condones proporcionan una reducción del riesgo del 85 por ciento para la transmisión del VIH en hombres y mujeres, y una reducción del riesgo del 45 al 75 por ciento para la transmisión de la gonorrea en los hombres.
Mientras que el preservativo puede reducir la probabilidad de contraer el VIH, los casos anuales de este virus son mucho menos del 1 por ciento de todos los casos de ETS anuales. La gonorrea es un problema mucho más común, pero no había pruebas suficientes para determinar cuánta protección para las mujeres podría brindar el uso del preservativo. Esto no es una buena noticia para ellas, porque sufren consecuencias mucho mayores al ser infectadas por esta enfermedad. Puede llevar a un embarazo ectópico, enfermedad inflamatoria pélvica e infertilidad. En lo que respecta a las otras enfermedades específicas, el informe indicó que «no había pruebas de que el uso del preservativo reduce el riesgo de infección por VPH.»
Además, los datos no pudieron determinar la eficacia del preservativo en la reducción del riesgo de las otras enfermedades de transmisión sexual. A pesar de todo el debate actual sobre condones y sexo seguro, ¡no podían decir qué grado de protección ofrecen los preservativos para la mayoría de las enfermedades de transmisión sexual revisadas! Esto es preocupante, teniendo en cuenta que estas enfermedades infectan a millones de personas cada año y pueden crear al menos dos a cinco veces más probabilidades de transmitir el VIH.
Mientras que el estudio del NIH no prueba que el preservativo no sirva para nada en la protección contra las enfermedades de transmisión sexual antes mencionadas, sí significa que veintiocho miembros de un panel de expertos, analizando incluso 138 estudios revisados por sus colegas sobre la eficacia del preservativo, no pudieron determinar su eficacia. Desde la publicación de este estudio, otros han determinado que el uso del preservativo reduce los riesgos de enfermedades de transmisión sexual sólo alrededor de la mitad.
A raíz del informe de NIH, los políticos a favor de la promoción del sexo «seguro» estaban furiosos argumentando que la publicación de dicha información podría contribuir a un aumento de las enfermedades de transmisión sexual, ya que socava la confianza pública en el preservativo. Lo que no querrán admitir era que el mensaje anticuado de “sexo seguro” provoca que las personas tengan un exceso de confianza en el preservativo. Un científico señaló:
«Algunos temen que informar al público de lo poco que sabemos acerca de la efectividad del preservativo llevaría a la no utilización de preservativos. Aunque es improbable que cualquier evidencia científica apoye esta hipótesis, la pregunta sigue siendo: ¿es ético para los profesionales de la salud, incluidos los médicos y los farmacéuticos, ocultar la verdad para el público? Al igual que en cualquier otra área de atención de la salud, tenemos que dar los datos exactos mientras intentamos dirigir a nuestros pacientes hacia las opciones más saludables y más seguras.
En última instancia, cada individuo debe decidir cuál es el riesgo que él o ella está dispuesto a tomar. Sin embargo, una decisión de este tipo se puede hacer de manera responsable sólo si los individuos son correctamente informados sobre el grado de riesgo que enfrentan (o puedan enfrentar) si deciden ser sexualmente activos».
La determinación de la eficacia de los condones en la prevención de enfermedades de transmisión sexual es un asunto complicado. Por ejemplo, algunas enfermedades de transmisión sexual, como la gonorrea o el chancro, se transmiten muy fácilmente, mientras que otras, como el VIH, no son tan contagiosas. Algunas enfermedades de transmisión sexual, como el herpes, cambian su infectividad con el tiempo. Una semana la persona podría estar perdiendo el virus y una semana más tarde, no. Factores tales como el género, el estrés, las interacciones medicamentosas, el embarazo y la presencia de otra enfermedad de transmisión sexual también juegan un papel en la transmisión de ETS. De hecho, el sistema inmunológico de cada persona es único en lo bien que se resiste a las infecciones. Por todas estas razones y más, es difícil determinar un nivel preciso de la eficacia del preservativo para enfermedades de transmisión sexual en general.
Al determinar la efectividad del preservativo en la prevención de la propagación de enfermedades de transmisión sexual, es esclarecedor examinar qué tan bien el preservativo previene el embarazo. De acuerdo con el instituto de investigación de Planned Parenthood, la tasa de fracaso del preservativo para prevenir el embarazo es del 15 por ciento durante el primer año de uso. Teniendo en cuenta que una mujer puede quedar embarazada sólo unos días del mes y las ETS puede ser contraída cualquier día, el preservativo no es de ninguna manera una protección adecuada. No importa de qué ETS estemos hablando, el preservativo no garantiza la protección, incluso cuando se usa sistemática y correctamente. Por otro lado, la castidad garantiza 100 por ciento de protección.
Pero la conclusión es esta: No hay preservativo para el corazón o el alma. Lo que podamos hacer para proteger nuestro cuerpo contra las ETS, si usamos mal el don de la sexualidad de Dios, nuestros corazones y nuestras almas no escaparán de las consecuencias. Pero si somos fieles a nuestra sexualidad, no hay necesidad de la protección de ningún tipo, pues no hay nada que temer. La sola idea de querer hacer el sexo «seguro» es una contradicción en los términos. El sexo está destinado a ser un don total de sí mismo, sin ocultar nada. La preocupación por la «seguridad» no debe entrar en la ecuación. Te proteges de tus enemigos, te entregas a tu amado.
Fuente: http://chastityproject.com/qa/wont-safe-sex-protect-you-from-getting-an-std/
Traducción de Fabiola Espinoza para La Opción V
Foto: Alex Wong