Aún no tengo mi disfraz para hoy. Hace un par de años atrás, a estas alturas (31 de octubre, a mediodía) ya tenía mi disfraz, los zapatos perfectos, el maquillaje listo y ya estaría yendo a la peluquería para que me alisten para la fiesta de la noche. Desde el año pasado no voy más a esas fiestas en las que las mujeres tenemos “pase libre” para ir “lo más desnudas posible”.
La Opción V me ayudó a entender un montón de cosas y a cambiar mucho mi modo de pensar y actuar. Desde que hice la opción por vivir la castidad entendí y me di cuenta que para llamar la atención no tengo que ir semidesnuda a una fiesta. Me acuerdo como en esas fiestas cada vez que llegaba una chica con su “disfraz” todo el mundo volteaba a mirarla, para ver cuánto estaba mostrando. Para mí era horrible ver a tantas chicas, cada una más descubierta que la otra. Lo más chocante era verlas al final de la fiesta, vomitando algunas, otras tiradas en el jardín, inconscientes.
Hace un par de semanas unas amigas me invitaron a una fiesta de Halloween. Les propuse para ir disfrazadas de las chicas de Grease, con faldones y blusitas, y que los chicos vayan con sus casacas de cuero y peinados con gel. Ellas me miraron y me dijeron: “¡Ay, qué aburrida eres! ¡Esa no es la idea pues!” No entendía cual era la idea: ¿ir a divertirse a la fiesta o despojarse de su dignidad y amor propio como mujeres? Yo ahora quiero tengo que ser coherente con lo que digo y lo que hago, y definitivamente ir a una de esas fiestas no me ayuda en nada.
Las veces que fui era increíble la forma en que las chicas iban vestidas. Lo que más me sorprende es que muchas veces son las mamás las que enseñan a sus hijas desde pequeñas “cómo disfrazarse” para ir a esas fiestas. Lo más probable es que lo hagan “de buena voluntad”, porque quieren que sus hijas se vean atractivas y “bonitas”. ¿Bonitas? ¿Es de bonitas ir vestidas de conejitas o semidesnudas a una fiesta y terminar totalmente ebrias? A mí eso ya no me parece “bonito”. No es bonito no respetarse ni quererse como mujer, al contrario, ¡eso nos hace HORRIBLES! No entiendo cómo esas mismas chicas luego buscan ser queridas, amadas y respetadas. ¿Cómo pueden esperar eso de un chico si ni siquiera ellas se respetan a sí mismas? ¿A cuántas de estas chicas no les pasa aquello que describe Crystalina en su libro Feminidad Pura?:
«Entraba a la fiesta y dejaba mi dignidad en la puerta. En realidad, dejaba mi dignidad en casa cuando decidía ir a la fiesta, porque sabía lo que me esperaba… Invertía tiempo y esfuerzo alistándome y tramando mentiras que decir a mi familia con el fin de atraer la atención de chicos con los que sabía que jamás querría casarme. ¿Por qué entonces me importaba tanto lo que los chicos borrachos pensaran de mí? ¿Por qué debería destruirme a mí misma tan sólo por tener su compañía? Claro que lo odiaba. Pero pensaba: “soy una adolescente. Se supone que debe ser así”. Mi excusa era que no veía otra opción. Me decía: “¿Se supone que debo quedarme sentada en mi casa todos los sábados en la noche?” No quería perder a mis amigos. No quería sentirme más sola de lo que ya estaba. Lo que no quería admitir era que ni siquiera mis “mejores” amigos eran amigos.»
Empecemos a respetarnos un poco más y ayudar a que las demás chica se respeten. No llegan a nada vistiéndose de esa forma. Lo único que logran es provocar lástima y algunas veces risa. Porque, aunque no lo crean, algunos hombres se ríen de todas las chicas que prácticamente necesitan desnudarse para que las vean.
Hoy me siento tranquila y contenta, porque este año será distinto para mí. No seré la policía que le pone multa a todos, mucho menos la sirvienta “sexy”, ni una de esas sensuales “conejitas” de playboy. Hoy me visto de mí misma, no necesito porta ligas para que los demás me miren, no necesito usar súper mini falda “para que todas me envidien”, no necesito de un “escote” que muestre casi todo para que los chicos me presten atención. Hoy opto por ser yo misma, por ser auténtica, transparente y verdaderamente femenina. Si como yo decides no andar “disfrazándote con la menor cantidad de ropa posible”, ¡todas las miradas que ganarás serán gracias a lo que hay en tu corazón!
Pero claro, ¿cómo hacer esa opción si no te valoras a ti misma, si crees que en tu corazón no hay nada digno de atraer la mirada de los demás? Créeme que si yo pude aprender a valorarme a mí misma, gracias a La Opción V, ¡tú también lo podrás!
B., A., 20 años.
Artículo escrito para La Opción V
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