Estos son parte de los apuntes… ¡no te esfuerces en descifrarlos!
Hace poco, me encontraba cenando con un amigo ya mayor. El tiene 71 años, recientemente se ha jubilado y ha trabajado duro en la vida como administrador de una empresa muy importante. Por sus años es un hombre que ha adquirido una gran sabiduría, que parte de la experiencia de su propia vida.
En un momento hablamos sobre la castidad, sobre este proyecto de La Opción V que quiere invitar y alentar a los jóvenes de hoy a vivir esta virtud no solo en contracorriente, sino en medio de las luchas personales de cada uno, de cada una. En un momento le decía: “debería grabar lo que me dices, para poder compartirlo con los jóvenes”. Él se rió. Lamentablemente, solo pude tomar unos apuntes en una servilleta, no muchos, pero los suficientes para poder transmitírselos a todos ustedes que han hecho la opción por vivir la virtud de la castidad y luchan día a día por crecer en esta virtud.
He aquí lo que puede rescatar de aquella conversación, en base a esos apuntes tan importantes. Me decía él:
“En la vida todo tiene un costo. Tienes que saber, desde el inicio, que vivir la castidad no será fácil. Cada uno debe prepararse para asumir los costos que corresponden a lo que uno quiere conseguir. En esa lucha por vivir la castidad pueden sobrevenir las caídas. Si caes, desistir es lo más fácil. Pero si decides levantarte y volver a intentarlo, entonces las caídas ayudan a madurar, a crecer. Si te levantas y aprendes de tus errores, ya sabes qué es lo que no debes hacer, cual es el camino que no debes seguir. De no saber, pasas a formar parte de los que saben, y saben bastante. Has ganado experiencia, y se puede decir que ahora estás en una mejor posición que antes. Si te levantas, las caídas se convierten en una especie de escalones”.
Mientras él hablaba, yo seguía tomando apuntes en mi servilleta:
“Desde esa posición distinta, puedes ayudar a otros o a otras, advertirles, enseñarles, para que no cometan los mismos errores que dejan heridas a veces muy profundas en el cuerpo, el alma o el espíritu. Para eso, debes ser valiente para mostrar a otros tus cicatrices. Sí, mostrarlas, caminar ante ellos no ocultando tu cicatriz, sino mostrándola, porque es parte de ti, de tu vida, y el que vean tus cicatrices ayudará otros a ser cuidadosos”.
Estos son, más o menos, los apuntes que pude escribir en mi servilleta mientras hablaba. Evidentemente estas palabras NO SON una invitación a que experimentes todo “para aprender”, ¡de ninguna manera! Son una invitación a que entiendas que lo que hacemos o dejamos de hacer trae consecuencias, a veces muy dolorosas, a veces peligrosas, y que no es bueno “probar” y “experimentar de todo” porque tendrás que pagar un costo, tarde o temprano. Pero si en medio de tus esfuerzos por vivir la pureza y la castidad te caes, deberás luchar por levantarte, porque lo primero que vendrá a tu mente es algo así como “ya fue”, “lo eché a perder todo”, “esto es muy difícil”, “mejor me abandono”, “no tengo remedio”, y muchos pensamientos como estos que pueden terminar apartándote del ideal que quieres vivir.
Por eso, si caes, lucha por levantarte nuevamente, pide perdón y perdónate a ti mismo, a ti misma, aprende de tus errores, vuelve a la batalla y desde tus heridas sufridas enseña a otros/as lo que tú has aprendido, sin miedo a mostrar tus cicatrices, para que ellos o ellas no cometan los mismos errores que en algún momento de tu vida tú cometiste.
P. Jürgen Daum, Director de La Opción V